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El programa televisivo “El escarabajo verde” que se emite en la 2, la semana pasada fue de galgos, esos perros que siempre hemos asociado con la elegancia y la velocidad. Y es precisamente esa cualidad la que, paradójicamente, los ha acabado convirtiendo en perros de usar y tirar. El programa denuncia la situación que viven en nuestro país los galgos destinados a la caza de la liebre, actividad muy arraigada en la provincia de Ávila especialmente en la zona de La Moraña, con cazaderos que han sido sede de campeonatos de España como el de Madrigal de las Altas Torres.
En España el galgo se utiliza comúnmente para la caza de la liebre. Las protectoras de animales denuncian que cada año, al finalizar la temporada de caza, miles de galgos son sacrificados por sus dueños. Los métodos para hacerlo van desde el abandono al ahorcamiento. Y si la crueldad ha disminuido quizás sólo sea porque la legislación se ha endurecido desde 2004 y el maltrato a los animales ya se considera un delito. Pero aún así, o los salva una protectora o acaban sacrificados.
Algunas asociaciones animalistas promueven la prohibición de la caza con galgos -como ya sucede en la gran mayoría de países europeos- y rechazan su cría incontrolada. La Federación Española de Galgos ha propuesto al gobierno medidas de control para evitar el maltrato y el abandono de estos perros, pero insiste en que la afición no hace más que crecer.
Los refugios de las protectoras de animales están saturados de galgos abandonados. Este año, al colapso habitual se ha añadido el cierre del último canódromo de España, en Barcelona, con más de 700 galgos. La adopción puede ser su salvación y una forma de descubrir que el galgo es más doméstico de lo que parece.